martes, 21 de octubre de 2008

El Manchester United vence con facilidad al Celtic (3-0)


Aunque en el marco británico existen grandes rivalidades, no menos cierto es que los dos gigantes de las Islas mantienen una relación ejemplar, no sólo sirviendo honores, sino destacando las grandes citas que unen ambas hinchadas. La explicación es fácil, el Celtic se lleva a muerte con el Liverpool mientras que el United es con el Rangers con quien mantiene algo más de pasividad. Y si ambas instituciones son amigas, más aún lo son sus técnicos. Alex Ferguson ya fue entrenador de Gordon Stracham con aquél Aberdeen que hizo historia en los 80 y también en los primeros años de Sir.Alex en Old Trafford. Aquél centrocampista voluntarioso y de deslumbrante pelo rojo, regresaba al templo mancuniano con ganas de salir airoso, algo que no logró hace dos años (3-2).

El principal problema escocés era, desde luego, el gravísimo problema de efectivos que tenía que afrontar porque llegó con las bajas por lesión de Vennegoor y Samaras (su dupla ofensiva) o las de Caldwell y Crosas. El campeón europeo, por el contrario, sorprendía con la no convocatoria de Ferdinand, sustituido por el joven Evans, pero tenía las bajas de Evra, Scholes o Carrick por lesión. Tévez volvía a ser el sacrificado en el ataque.

Poco a poco, a su nivel

El Celtic fue claramente de más a menos. Los ‘católicos’ fueron capaces de generar un par de ocasiones pero sin lograr concluirlas con mayor eficacia o peligrosidad. A partir de allí, el United reaccionó con ese pequeño susto y, remando poco a poco, consiguió meter en su área a un rival que sólo se estiró por momentos y que iba a inclinarse en una jugada extraña. Un saque de esquina que perdió sentido entre toques innecesarios, lo terminó remachando Berbatov con un toque sutil en posible fuera de juego pero que destapaba una vez más toda la calidad que atesora.

Con esa dinámica de ocasiones cada cierto tiempo, siempre creadas en pies de los jugadores locales mientras los de Stracham se metían muy atrás, el choque parecía perderse en la comodidad del United y la indecisión visitante que, por otra parte, iba a ceder por la simple lógica del empuje. Nada más arrancar la segunda mitad, de nuevo Berbatov y posiblemente otra vez en fuera de juego, encontraba puerta. El búlgaro fue capaz de adelantarse a todos cuando Cristiano Ronaldo se sacó un misil que Boruc sólo pudo rechazar. Esa pelota dividida la ‘cazó’ el ya goleador mancuniano, que se va poniendo en forma.

Ya con Tévez en el campo y cuando el Celtic ya había tirado la toalla, Rooney prosiguió su nivel actual de cara a puerta y encontró el gol en una circulación rapidísima donde, desde Van Der Sar hasta la red, no tocó ningún rival el balón. Rooney la ajustó al poste contrario para ‘matar’ el partido.

Los escoceses pierden prácticamente todas sus opciones mientras el campeón cumple, se gusta y va ganando actitudes de cara a una campaña que, pese a las bajas, siguen sacando adelante con nota.

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